La
escuela fue el gran instrumento de cambio hacia la sociedad industrial y se ve
ahora arrollada por el cambio a la sociedad del conocimiento. ¿Cómo se puede
medir la velocidad del cambio? Su mero ritmo tiene consecuencias cruciales para
la sociedad y la educación. Durante la mayor parte de su historia la humanidad
ha vivido un ritmo de cambio suprageneracional
imperceptible de una generación a otra. Es decir, cada generación estaba
llamada a integrarse en un mundo prácticamente idéntico al anterior, sin necesidad
de recurrir para ello a una institución ni un cuerpo profesional específicos. Pero
la experiencia del cambio pasó a ser intergeneracional
esta vez sí perceptible de una generación a otra. Corresponde al periodo de
modernización, que puede descomponerse
en el paso del campo a la ciudad, de la agricultura a la industria, de la
subsistencia al intercambio, del trabajo autónomo al asalariado. Lo novedoso es
si todo adulto de una generación no está ya capacitado para educar a los
jóvenes de la siguiente, si la educación no puede ser ya un mero subproducto de
las relaciones intergeneracionales en las instituciones preexistentes, entonces
tendrá que haber una institución y un cuerpo profesional específico: la escuela
y el profesorado. Se encargarán de hacer llegar a todos la cultura mediante
algún tipo cultural, moral, técnica, artística, etc. Sin embargo, el problema
reside en que, estas coordenadas estaban ya condenadas a quedar obsoletas. Esto sucede cuando el cambio
llega a tornarse intrageneracional tan
rápida e intensamente que ya no hay tiempo para que una institución y un
colectivo 'transmisores' desempeñen eficazmente su labor. Cambio
significa aprendizaje, pero un aprendizaje que no se limita al periodo de
crecimiento ni coincide con él, sino que se extiende a lo largo de toda la
vida. Éste es el sentido de la expresión 'aprender a aprender'.
En
la fase suprageneracional, las
familias y otras instituciones primarias se bastaban y sobraban para la
socialización de la infancia. Sin embargo durante la fase intergeneracional se tuvo que recurrir a una institución
secundaria, especializada, que desplazó a las primarias. Y en la fase intrageneracional, la que se queda corta
es esta institución, y recuperamos la idea de que 'se necesita una
aldea', aunque también sabemos que 'ya no basta' con eso.
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