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martes, 10 de enero de 2017

La escuela en 2030


Los principales cambios que habrá en un futuro próximo en el ámbito escolar se prevee que serán:
·         La clase magistral desaparecerá; el profesor se convertirá en guía del alumno.
·         El aprendizaje será personalizado, permanente y más caro.
·         Primarán las habilidades frente al saber académico.
·         Internet será la principal fuente y el inglés, la lengua mayoritaria.

Los sistemas educativos de todo el mundo sufrirán grandes modificaciones de aquí a unos años, propiciados por la revolución tecnológica. En los próximos años, Internet va a convertir los colegios en «entornos interactivos» que cambiarán radicalmente la manera de ser de docentes, padres y sobre todo, estudiantes.

En la escuela del futuro, las clases magistrales desaparecerán y el profesor ya no ejercerá sólo como transmisor de conocimientos, sino que tendrá como principal misión guiar al alumno a través de su propio proceso de aprendizaje. El currículo estará personalizado a la medida de las necesidades de cada estudiante y se valorarán las habilidades personales y prácticas más que los contenidos académicos. Internet será la principal fuente del saber, incluso más que el colegio, y el inglés se consolidará como la lengua global de la enseñanza. La educación será más cara y durará toda la vida.
A estas conclusiones han llegado los 645 expertos internacionales entrevistados para una encuesta.

El trabajo señala que «las escuelas se convertirán en redes» donde los alumnos interactuarán entre ellos y con el profesor de forma que se produzca un «aprendizaje colaborativo».
Se ha preguntado a varios expertos españoles sobre las cuestiones que aborda el estudio, adaptadas a la realidad de nuestro país, así como otras transformaciones en los horarios, las relaciones entre los alumnos, la jerarquía del profesor, las nuevas asignaturas, los deberes o el diseño del aula.

Profesores
      Siete de cada diez entrevistados piensan que el rol de los docentes será guiar al estudiante por su propia vía de conocimiento. Serán facilitadores y orientadores, más que transmisores del saber. El 43% de los sondeados sostiene que los contenidos online serán la principal fuente de conocimiento en 2030, incluso por encima del colegio (29%), del entorno del alumnado (13%) o de las instituciones culturales (3%).
Ismael Sanz dice: “El papel de los profesores va a ser aún más relevante. Van a tener que mostrar a los alumnos que hay que ser críticos con la información, […] que deben seleccionar y acudir a las fuentes más fiables”.
Sanz cree que se consolidarán metodologías como el flipped classroom, que consiste en que los chicos preparan por su cuenta las clases y hacen una exposición en el aula, mientras el profesor realiza una labor de acompañamiento.

Alumnos
El perfil del estudiante cambiará en los próximos tres lustros. Será “un alumno con muchas más posibilidades de acceso a fuentes de conocimiento, con una mentalidad más universal, protagonista indiscutible de su aprendizaje, un ciudadano que busca a través del aprendizaje un modo de responder a alguna necesidad del entorno», según lo define Núria Miró. El 83% de los consultados cree que el currículo tendrá más contenidos personalizados a la medida de cada alumno. Esto tendrá consecuencias en la relación jerárquica con el profesor. Los estudiantes van a ser «más exigentes» en cuanto a sus expectativas educativas.

A continuación surgen una serie de interrogantes:
·         ¿Cambiarán también los horarios? 
       Los expertos españoles coinciden en que la frontera entre el colegio y el hogar se desdibujará y el aprendizaje no se restringirá a unas horas y a unos lugares concretos. “El email y otras herramientas de comunicación se están extendiendo mucho. Ahora los profesores ya tenemos muchas conversaciones con los alumnos a las 20.00 horas” indica García, además añade “veo más cursos online, y a deshoras. Más estudiantes van a tener que trabajar y no van a poder ir al horario convencional. Veremos escuelas que den clases en verano y los fines de semana”.
·         ¿Habrá deberes? 
      “En algún sentido, si hay un cambio, será a que casi todo sean deberes”, dice Cabrales. El horario será más libre y habrá más tarea individual. “Más que deberes, hay que suscitar en los alumnos la necesidad de seguir buscando documentación, de informarse, de compartir conocimientos y de despertarles el gusto por la investigación”, añade Miró.

Todo esto afectará, sin lugar a dudas, a las relaciones personales entre los alumnos. En opinión de García, “Hace 20 años, los críos pasaban más tiempo en la calle, sin demasiada supervisión. Ahora su vida social es más limitada, están más en casa, conectados online, y tienen agenda”

El currículo
      El 76% de los encuestados cree que las habilidades personales o prácticas serán más valoradas que los conocimientos académicos. Las llamadas soft skills -como la capacidad de hablar en público, de trabajar en equipo, de adaptarse a los imprevistos...- son cada vez más importantes en el entorno profesional, pero los expertos españoles coinciden en que, por si solas, no suplen una buena preparación académica.

El aprendizaje


      El 90% de los encuestados cree que, en este nuevo escenario, el aprendizaje se desarrollará a lo largo de toda la vida del alumno y que no se limitará sólo a la etapa de formación obligatoria (entre los seis y los 16 años) y a la universidad. Esto no significa que la educación vaya a ser gratis. Al revés: el 70% piensa que la Administración pública va a dejar de ser la principal fuente de financiación.
Fuente: www.elmundo.com

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