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miércoles, 14 de diciembre de 2016

Coordinando escuela, familia y comunidad hacia un mismo objetivo: el aprendizaje


Uno de los objetivos que debe tener una sociedad inteligente, como se muestra en el libro Las culturas fracasadas (Marina, 2010), es el de crear una educación de calidad para todos. Las comunidades de aprendizaje son un proyecto educativo que persigue este fin. La participación de la comunidad en la escuela puede resultar un recurso muy útil, y debemos aprovecharlo siempre que sea posible. Pero, ¿por qué es necesaria esta participación? ¿Cómo se llevará a cabo dicha participación de las familias en la escuela? ¿En qué puede ser beneficioso? En esta entrada intentaremos dar respuesta a estas preguntas.

Comencemos dando respuesta a la primera pregunta: ¿por qué es necesaria la participación de las familias en la escuela?

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La sociedad de la información ha supuesto una revolución que afecta a todos ámbitos, en especial a la escuela. La forma en la que trabajamos, nos comunicamos o aprendemos ha cambiado, y la escuela debe sumarse a las transformaciones a las que la sociedad de las tecnologías y la información tienen lugar.

La sociedad actual hace necesaria la capacidad de seleccionar de forma eficaz la gran cantidad de información de la que disponemos hoy en día. Para ello, se ha de formar a las nuevas generaciones de manera que éstas desarrollen la capacidad crítica, de reflexión y argumentación. Sólo así estaremos formando a ciudadanos independientes que en un futuro sean capaces de desenvolverse fácilmente en la sociedad actual.

Entre los cambios sociales que están teniendo lugar cabe destacar que la información ya no sólo es responsabilidad de una serie de personas especialistas, es decir, de los profesores, sino que toda la comunidad en general tiene acceso a dicha información, lo cual conlleva una serie de aspectos positivos, pero también una gran responsabilidad. La comunidad, y en especial las familias, pueden desarrollar, ahora más que nunca, un papel de vital importancia en la escuela. Y no sólo pueden, sino que deberían. Escuela y familia deben trabajar hacia un fin común.

Ahora bien, ¿cómo llevar a cabo dicha participación de las familias en la escuela? ¿En qué puede ser beneficiosa dicha participación?

Las comunidades de aprendizaje parten de la siguiente base:
“Todos los niños y niñas tienen el derecho de recibir una educación que no les condene desde su infancia a no completar el bachillerato y no acceder a un puesto de trabajo” (Flecha, 2006, p. 60).
Para conseguirlo, la escuela deberá utilizar todos los recursos de los que disponga, entre ellos, la participación de la comunidad en la escuela, en forma de comisiones mixtas de trabajo, grupos interactivos y mediante la formación de familiares.

  • La participación en comisiones mixtas de trabajo

En estas comisiones mixtas de trabajo, profesorado, familias, alumnos y resto de la comunidad, llevarán a cabo una planificación conjunta del trabajo, lo cual permite una estructura más abierta y participativa.
A través de este tipo de participación se obtendrán más y mejores propuestas, pues cada persona aportará su punto de vista y experiencias personales.

  • La participación en grupos interactivos

En los grupos interactivos, la comunidad entra directamente en el aula a colaborar en las actividades de aprendizaje, dividiendo el aula en pequeños grupos heterogéneos, favoreciendo así la inclusión del alumnado y facilitando la ayuda mutua y el aprendizaje.
Un aspecto importante que habría que destacar en este tipo de participación es que con ella se consigue una disminución importante de la ratio adulto-alumno, lo cual influye favorablemente sobre el desarrollo del aprendizaje de los alumnos.

  • La formación de familiares

Los miembros que participan en las comunidades de aprendizaje deben seguir formándose continuamente, pues inciden de una manera directa en los alumnos.
Cuando la familia se implica en actividades de formación, el contexto del alumnado se transforma, coordinando escuela, familia y comunidad hacia un mismo objetivo: el aprendizaje.


Documento: La participación de las familias en las comunidades de aprendizaje
Ramón Flecha, 2010

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