Vivimos tiempos
turbulentos, el mundo está rejuveneciendo y aumentan las aspiraciones a los
derechos humanos y la dignidad. Las sociedades están más conectadas que nunca,
pero persisten la intolerancia y los conflictos. Han aparecido nuevos centros
de poder, pero las desigualdades se han agravado y el planeta está bajo
presión. Las posibilidades de un desarrollo sostenible e incluso son muy amplias,
pero las dificultades son arduas y complejas.
El mundo está
cambiando: la educación debe cambiar también. Las sociedades de todo el planeta
experimentan profundas transformaciones y ello exige nuevas formas de educación
que fomenten las competencias que las sociedades y las economías necesitan hoy
día y mañana.
Centrarse en los
entornos de aprendizaje y en nuevos enfoques del aprendizaje que propicien una
mayor justicia, la equidad social y la solidaridad mundial.
La educación ocupa un
lugar central en nuestros esfuerzos por adaptarnos al cambio y transformar el
mundo en el que vivimos. Una educación básica de calidad sienta las bases
necesarias para el aprendizaje a lo largo de toda la vida en un mundo complejo
y en rápida mutación.
No existe una fuerza transformadora
más poderosa que la educación para promover los derechos humanos y la dignidad, erradicar la pobreza y lograr la
sostenibilidad, construir un futuro mejor para todos, basado en la igualdad de
derechos y la justicia social, el respeto de la diversidad cultural, la
solidaridad internacional y la responsabilidad compartida, aspiraciones que
constituyen aspectos fundamentales de nuestra humanidad común.
Los cambios del mundo
actual se caracterizan por niveles nuevos de complejidad y contradicción. Estos
cambios generan tensiones para las que la educación tiene que preparar a los
individuos y las comunidades, capacitándolos para adaptarse y responder.
El
desarrollo sostenible: una preocupación
esencial
La aspiración al
desarrollo sostenible exige que resolvamos problemas y tensiones comunes y que
reconozcamos nuevos horizontes. El crecimiento económico y la creación de
riqueza han reducido los índices mundiales de pobreza, pero en todo el mundo
han aumentado la vulnerabilidad, la desigualdad, la exclusión y la violencia en
el interior de las sociedades y entre éstas. Los modelos insostenibles de
producción económica y consumo contribuyen al calentamiento planetario, el
deterioro del medio ambiente y el recrudecimiento de las catástrofes naturales.
Pese al progresivo
empoderamiento de las mujeres gracias a un mayor acceso a la educación, siguen
teniendo que hacer frente a la discriminación en la vida pública y en el
trabajo. La violencia contra las mujeres y los niños.
La educación tiene que
encontrar los medios de responder a estos desafíos. Nunca ha sido más urgente
replantear la finalidad de la educación y la organización del aprendizaje.
Reafirmar
una visión humanista de la educación
El crecimiento
económico ha de estar regido por el respeto al medio ambiente y la preocupación
por la paz, la inclusión y la justicia social.
Esta visión hace
hincapié en la inclusión de personas que frecuentemente son discriminadas:
mujeres y niñas, poblaciones autóctonas, personas con discapacidades, inmigrantes,
las personas mayores y las poblaciones de países afectados por un conflicto.
Exige un planteamiento abierto y flexible del aprendizaje, que debe extenderse
tanto a lo largo como a lo ancho de la vida: un planteamiento que brinde a todos la oportunidad de realizar su potencial
con miras a un futuro sostenible y una existencia digna.
Su importancia es aun
mayor a causa del rápido desarrollo de las nuevas tecnologías, en particular
las digitales.
La
formulación de políticas a nivel local y
mundial en un mundo complejo
El aumento de la
movilidad de estudiantes y trabajadores a través de las fronteras nacionales y
los nuevos modelos de conocimiento y de transferencia de aptitudes requieren
formas nuevas de reconocer, validar y evaluar el aprendizaje. En cuanto a la
ciudadanía, la gran dificultad para los sistemas nacionales de educación
consiste en formar identidades y fomentar la coincidencia y el sentido de
responsabilidad de los demás en un mundo cada vez más interconectando y más interdependiente.
Recontextualizar
la educación y el conocimiento como bienes mundiales comunes
A la vista de esta
realidad que cambia muy deprisa, tenemos que replantear los principios
normativos que orientan la gobernanza de la educación: en particular, el
derecho a la educación y la noción de la educación como bien público.
La preocupación por el
conocimiento, entendido como la información, el entendimiento, las habilidades,
los valores y las actitudes que se adquieren por medio del aprendizaje, es
esencial en todo debate sobre la finalidad de la educación.
Los autores proponen
que sean considerados bienes comunes tanto
el conocimiento como la educación. Ello supone que la creación de conocimiento,
así como su adquisición, validación y utilización, sean comunes a todas las
personas como parte de una empresa social colectiva.
Así pues, habida cuenta
de la necesidad de un desarrollo sostenible en un mundo cada vez más
interdependiente, la educación y el conocimiento deberían considerarse bienes
comunes mundiales.
Consideraciones
para el futuro
Los cuatro pilares de
la educación, esto es, aprender a conocer, hacer, ser y vivir juntos no han
perdido su pertinencia, pero se ven amenazados por la mundialización y el
recrudecimiento de la política de identidad nacional. ¿Qué se puede hacer para
fortalecerlos y revivificarlos?, ¿Cómo puede responder la educación a los
desafíos que representa lograr la sostenibilidad económica, social y ambiental?,
¿Cómo se puede armonizar una multiplicidad de cosmovisiones por medio de una
visión humanista de la educación?, ¿Cómo puede llevarse a la práctica esa
visión humanista mediante las políticas y prácticas de la educación?, ¿ Qué
consecuencias tiene la mundialización para las políticas nacionales y adopción
de decisiones en la educación?, ¿Cómo debería financiarse la educación?,
¿Cuáles son las consecuencias específicas para la formación, la capacitación,
la evolución y el mantenimiento de los docentes ?, ¿Qué consecuencias tiene
para la educación la distinción entre los conceptos de bien privado, bien público
y bien común?.
Es preciso reunir a los
distintos interesados con sus múltiples puntos de vista para que compartan los
resultados de sus investigaciones y articulen unos principios normativos como
orientación de las políticas. Nuevos planteamientos de la política y la
administración de la educación, con el objetivo de sostener a la humanidad y su
bienestar común.
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